LOS VIÑEDOS
Donde nace la vida
Cuando José decidió plantar sus propios viñedos buscó cuales eran las tierras más apropiadas para el cultivo, por orientación, por tipo de suelo, etc, pensando en que “el viñedo es un cultivo que tiene que perdurar más que uno mismo”.
Una vez elegida la ubicación, tres principios fundamentales determinaron la plantación del viñedo:
1. Una correcta subsolación del suelo, para favorecer el acceso al agua de la planta, su oxigenación y que las raíces agarren mejor.
2. Definir la orientación de los líneos para buscar una homogénea radiación de la planta y los racimos.
3. Evitar plantar con planta injertada, aunque agilice el proceso. Hacerlo tan solo con portainjertos, que una vez que agarran son injertados con tempranillo por injertadores profesionales.
El viñedo lo es todo para la familia Barbero; es su forma de vida y todo gira entorno a él.
Largos años de observación y aprendizaje han sido necesarios para entender el cultivo y conseguir una uva de máxima calidad.
Una parcela de casi 12 hectáreas de viña de variedad tempranillo, con plantas de vaso en su totalidad. Este pago está dividido en dos fincas y está especialmente resguardada de las heladas primaverales, con una variedad de suelos que hacen particulares y únicos nuestros vinos.
Situada a las faldas de los cerros testigos de La Mambla y la Cuchilla, El Esparragal es una parcela de 5 hectáreas de tempranillo, con una biodiversidad y equilibrio entre flora y fauna casi mágica. Sus uvas de excelente calidad, reflejan la máxima expresión de nuestra tierra, recompensa de dar lo mejor de uno mismo.
la poda y el cuidado de la viña
La poda es uno de los pilares en el cultivo del viñedo. “Se poda para controlar la producción y mejorar la calidad”, concepto base que forma parte de la filosofía familiar. Se poda conociendo las yemas y las corrientes de savia, respetando siempre la cepa; entender el arte de la poda y conocer bien las técnicas son vitales para controlar la planta y conseguir unas uvas de excelente calidad.
DOCUMENTAL LAS PODAS OLVIDADAS
“Los viticultores de todo el mundo comparten una gran preocupación: las enfermedades de la madera. La muerte prematura del viñedo les impide vivir tanto como lo hacían en el pasado. Hace algunas décadas, un viñedo que duraba más de 80 años era algo común, pero ahora se ha convertido en casi una utopía. Mirar al pasado puede ayudarnos a comprender qué hay detrás de esta pérdida de longevidad.
La poda debe ser puesta en el punto de mira. Como dijo Columella en el siglo I en sus “Doce libros sobre agricultura”, es la “tarea más fundamental que realizamos en la viña”. En este documental, recordamos el pasado para redescubrir la diversidad de formas de poda casi olvidadas en diferentes áreas de España. Prácticas tradicionales de poda que prosperan para sobrevivir en algunos viñedos, generalmente antiguos, manteniendo el secreto de la longevidad de las viñas. Un secreto siempre basado en el respeto a las plantas, entendiendo que las vides son seres vivos que necesitan la debida atención para sobrevivir.”
Todos los años cuando llega el momento de la vendimia es un cúmulo de sensaciones. Es un respiro, es tristeza, es alegría... Es el resultado de un año entero trabajando y mirando al cielo.
Recoger el fruto en su punto óptimo de maduración es de vital importancia. Por ello 20 días antes de vendimiar se observa con detenimiento el estado de la uva y su maduración en las diferentes zonas de viñedos. Finalmente según este análisis y en conjunto con el estado visual y sensorial de la uva, se determina cual es el día de inicio de la vendimia.
Nuestra forma de vendimiar se caracteriza por el respeto a la cepa: no romper palos, no maltratar la uva, controlando la cantidad que se recoge en cada caja (cajas de 15 kg) y su limpieza y colocación.
Cuando la uva llega a la bodega pasa por una mesa de selección y se procede al despalillado.
El control de la temperatura es fundamental, para no perder las propiedades de la uva, así como la limpieza en todo el proceso.
